Historia

Campanópolis nombre que se le da por el apellido de su fundador, Don Antonio Campana cuenta con una increíble historia, donde los sueños y el esfuerzo tienen un vínculo indescifrable con el arte y la emoción de los logros.

La aldea con espíritu medieval fue soñada, proyectada y construida por Don Antonio Campana, quien sin poseer estudios de arquitectura concreta su sueño, en un predio de 200 hectáreas con llanuras, bosques selváticos, ríos, arroyos, lagos.

La historia cuenta que hace casi 40 años comenzó este sueño en un predio adquirido en 1976 donde antes eran explotadas antiguas tosqueras, cuyo producto fue usado para la construcción de las bases de las pistas del Areropuerto Internacional de Ezeiza y de la autopista Richeri.Luego el lugar fue expropiado por el CEAMSE (Cinturón Ecológico Área Metropolitana Sociedad Del Estado) que durante mas de cinco años lo uso para relleno sanitario, dejando secuela de contaminación ambiental.

Don Antonio entra en un largo pleito judicial para recuperar el predio. Paralelamente le aquejan diveros problemas de salud y, ante esto, decide dar un vuelco importante a su vida, impulsando sus ganas de vivir junto a sus ansias de concretar su sueño hoy hecho realidad con este legado de belleza.

Descubriéndose así mismo como creador y diseñador, con un amplísimo criterio del reciclado y creatividad, hace uso de sobrantes de demoliciones para construir un mundo nuevo sobre el caos hasta entonces reinante, dando a luz esta mágica aldea, restableciendo también del equilibrio ecológico.

Historia anterior a la Aldea

El predio de la aldea esconde un pasado importante.Según el historiador Don Alfonso Corso, interpretando los relatos del alemán Ulrico Schmidl, escriba oficial de Don Pedro De Mendoza en 1536, en la confluencia del arroyo Morales con el río Matanza se efectuó la primera fundación de Buenos Aires. En el lugar se encuentra a modo de homenaje “El Palo de la Justicia”, en recuerdo de la gesta histórica fundacional de una de las ciudades más importantes de América.En sus crónicas Ulrico narra: “... que quién quería comer un pescado tenía que andar 4 millas...”. De aquí se deduce que la Población o Real – como entonces la llamaban - no estaba ubicada a orillas del Río de la Plata sino a cierta distancia de él. 

Es justamente la confluencia de agua entre el Arroyo Morales (río pequeño) y el Río Matanzas (río grande) a la que hace referencia Ulrico. Esta zona fundacional está dentro de las tierras de Campanopolis.

Los diarios de Ulrico son una fuente importante a la hora de esclarecer la debatida ubicación de la primigenia Ciudad de Buenos Aires. Este viajante considerado como el primer “Historiador del Río de la Plata” señala: “...Mendoza estableció el Real a la par de un río pequeño que entra en el río grande...”.

Corso afirma que, posteriormente estas tierras pertenecieron a Don Juan Manuel de Rosas, construyendo para ello la mas antigua edificación que data aproximadamente de 1840, la que fue habitada por un capatáz (puestero) del Brigadier General.Esta casa histórica tiene una construcción característica de la época, en forma de “ L”, construída con característicos ladrillones asentados con adobe o barro, sus paredes alcanzan los 60 centímetros de ancho, las cuales poseen troneras por donde sus habitantes sacaban las armas de fuego para defenderse de los malones de indios o ataques de forasteros. Posee además un sóntano que era utilizado como refugio ante posibles ataques, siendo esta la única construcción de estas tierras.